Explorando
entre las aptitudes, habilidades, conocimientos y disposiciones con las que
debe contar el STRATEGOS para llevar adelante su función principal, es decir la
concepción y ejecución profesional de la Estrategia, se desarrollaron algunas
consideraciones especiales en el artículo titulado “Éxito se escribe con “e”
minúscula”.
El efecto que
el carácter del artículo ha tenido en algunos lectores, pero sobretodo el
efecto que ha tenido en la consideración completa de la temática de el
STRATEGOS, esto motiva a complementarlo con algunas reflexiones que siguen a
continuación. Todo esto se enmarca en la importancia de remitirse al hombre, al
individuo, como el agente central de la dinámica organizacional.
LA IMPORTANCIA DE LOS DETALLES
Bien haría el
hombre en comprender de manera definitiva que el conjunto del universo que lo
rodea está compuesto por una multiplicidad infinita de pequeñas cosas. El
concepto de la cosa Grande, la ilusión de lo Majestuoso o Imponente carece de
esencia propia, es más bien un producto de la asociación de muchas partes
pequeñas que lo forman y lo explican. Lo Grande, por sí solo, no existe, sólo
existe lo pequeño. Muchas cosas pequeñas otorgan vida a lo Grande, sin embargo
esto último no da vida a nada pequeño y, en esencia, carece de vida en sí
mismo.
Todo el
universo está formado por pequeñas y simples cosas, maravillosas pero
minúsculas partículas que crean estructuras y fenómenos mayores.
El “camino de
la construcción” de todas las cosas transita de lo pequeño a lo grande. Nunca
tiene un sentido inverso. Cualquier cosa que el hombre desee construir debe
partir por un pequeño detalle, por una cosa pequeña. Y en tanto a ella se le sumen
otras y otras mas, el cuerpo grandioso toma forma.
Por este
camino transita la vida de las personas, la vida de las organizaciones, las
obras, el éxito (así como el fracaso), la felicidad, la amargura, etc. Todo
transita de lo pequeño a lo grande, de los detalles al conjunto.
Por esto el
Existir mismo se explica por sus detalles, por sus momentos, por sus pequeños
sentidos de existencia, con “e” minúscula.
“SI YO PUDIERA VOLVER A VIVIR MI VIDA...”
Al final de
la vida, cuando el hombre se siente sinceramente incapaz de imaginar y desear
un futuro remoto, entiende con claridad que toda su existencia está explicada y
justificada tan sólo por “momentos”. Allí percibe ésa dramática realidad de
haber vivido y disfrutado tan poco. Allí se da cuenta que la carrera en pos de
lo grandioso ha consumido como fuego voraz el “tiempo pequeño”, el valioso
detalle.
Un fraile
anónimo de un monasterio de Nebraska decía cosas como esta en una carta
póstuma:
“Si
yo pudiera volver a vivir mi vida, trataría de cometer mas errores la próxima
vez...”
¿Se da usted
cuenta del enorme costo que está involucrado en el proceso difícil y doloroso
de evitar el error?, ¿se da usted cuenta que de tanto tiempo que invertimos en
evitar los errores apenas sí percibimos y disfrutamos de los aciertos?, ¿puede
imaginarse cuantas oportunidades perdemos en la vida tan sólo tratando de
evitar el error?, ¿puede concebir la cantidad de Libertad que resignamos?.
¿Sabe?,
¡olvide el miedo de cometer errores!, ¡deje el prejuicio atrás!. Entre los errores
se explica la búsqueda del éxito, cometiéndolos se vive más porque se llega más
lejos.
“Si
yo pudiera volver a vivir mi vida, me relajaría, procuraría ser más humano y
mas tonto de lo que he sido en esta vida...”
La tensión,
ésa tormenta amenazante de la ansiedad, mata los pequeños momentos. La tensión
nos otorga la solidez que tiene un pedazo de tela extendida bajo presión: un
golpe pequeño y débil la rasga por completo.
Curiosamente,
entre el estado “relajado” y sereno encuentra el hombre más solidez para
enfrentar las adversidades. De esta forma se asimilan mejor los golpes, se los
procesa y se los trata.
Esto es ser “más
humano” con uno mismo y es algo que hoy por hoy puede considerarse tonto...
“Si
yo pudiera volver a vivir mi vida son pocas las cosas que conozco que tomaría
en serio...”
Es verdad que
resulta increíblemente difícil entender la relatividad que las cosas tienen. En
medio del afán cotidiano cada minuto de vida parece el minuto final de un juego
en el que se empeña todo. Las cosas que en contexto no pudieran ser mas
absurdas cobran dimensiones superlativas. En todo esto existe un error
fundamental que le quita calidad y tiempo a la vida y a sus pequeños
componentes.
Peter Drucker aconsejaba “tomar en serio el trabajo pero no tomarse muy en serio uno mismo”. Creo que aquí se encuentra una reflexión fundamental. ¡Tome las cosas con calma y no las haga suyas con mucha intensidad!, el día de mañana llega con nuevas respuestas y aire fresco.
“Si yo pudiera volver a vivir mi vida tendría mas dificultades reales y menos imaginarias...”
El hombre es el único animal sobre este planeta que tiene el don de poder “imaginar” lo que será el futuro. Pero este magnífico regalo que por una parte le sirve para ser agente activo en la definición de su futuro, es también dolorosa vara cuando se asocia a lo que “el futuro le puede deparar a él mismo”.
El hombre dedica mas tiempo del que pudiera estar conciente a “imaginar problemas” que el futuro puede depararle si ciertas condiciones actuales no tomaran la forma que, “en teoría”, podría evitarlos. Y esta disquisición atormenta y destruye momentos. Esta es, probablemente, una de las cosas mas estúpidas que el ser humano hace, porque a partir de ella multiplica “de oficio” sus problemas.
Suma “problemas
imaginarios” a problemas reales y en este conjunto pierde.
Ahora bien, si en este preciso momento usted separa los que efectivamente son Problemas Reales de aquellos que se imagina que pudieran serlo, notará que el número final se reduce sensiblemente, a un punto en el que probablemente ya no se percibe una situación de dificultad.
¿Por qué no canaliza su imaginación a resolver los problemas Reales que enfrenta en éste momento y le deja oficio al propio destino?. Es resorte de un hombre ocioso imaginar futuros problemas y no empeñar trabajo en resolver los que hoy tocan la puerta.
“Si yo pudiera volver a vivir mi vida trataría de no vivir cada día con muchísimos años de adelanto...”
El carácter no siempre bien entendido de la vida ha obligado al hombre a desarrollar conceptos de comportamiento que tratan de luchar desesperadamente con el tiempo y con la incertidumbre. Hay tres letras que describen perfectamente estos afanes, las letras P-R-E; ellas explican abreviadamente el sentido del adjetivo PREVIO o del verbo PREVER. De ellas provienen conceptos como Prevenir, Preocuparse, Predeterminado, Precaver, Presentir, Premeditar, Predisposición, Preconcebir, etc. Estas son palabras que se vuelven enormes conceptos de vida entre los hombres, terminan en realidad “prevaleciendo” sobre muchos otros, marginan consideraciones diferentes de igual o mayor valor.
La calidad de
vida se encuentra mas cerca de los hombres que se Ocupan que de aquellos que se
preocupan. La
Determinación gana mucho más en la vida que el acto de
predeterminar. Sentir es mucho más importante que presentir. La Meditación es
atemporal. La Disposición
no debe necesitar “estados previos” y el encanto de la Concepción nunca puede
adelantarse en el tiempo.
Disfrutar del
escaso tiempo de vida que uno tiene definido amerita vivir “algo” mas lejos de
los imperativos que plantea el adjetivo Previo. O al menos amerita no vivir en
función de él. Tal vez esta última aclaración sea muy oportuna, porque no
faltan quienes encuentran en sugerencias de este tipo el pase directo a la vida
disoluta, la cual por supuesto, se encuentra tan lejos de una vida de Calidad
como aquella que condiciona el presente imaginando estados futuros.
Si usted se
encuentra entre las personas que viven cada día con muchísimos años de
adelanto, trate de encontrar una respuesta justa en estas preguntas que Charles
R. Swindoll plantea en su libro “ Tres pasos para adelante, dos pasos para
atrás”: “¿Cuándo se sentó junto a la mesa después de cenar, por última vez,
sólo para relajarse y divertirse un poco? ¿Cuándo fue por última vez a echar a
volar una cometa, o dio un largo paseo por la arboleda, o pedaleó una bicicleta
en el parque local, o condujo el automóvil por debajo del límite de velocidad,
o hizo algo con sus propias manos? ¿Cuándo se tomó tiempo para oír una hora de
buena música, o caminó por la playa mientras se ponía el sol? Cuando se quitó
por última vez el reloj del brazo toda una tarde de sábado o llevó a un
muchachito sobre los hombros, o leyó un capítulo de algún libro metido en la
bañera llena de agua caliente, o disfrutó de la vida tan profundamente que no
podía dejar de sonreír?”.
No importa
quién sea, qué tenga o cuánto tenga, si usted no puede responder
afirmativamente a estas preguntas, lo que merece honestamente es cambiar su
forma de vida. Eso es lo que merece usted, ¡hoy mismo!
Entre tanto
que propendemos a pensar en el futuro y a vivir cada día con muchos años de
adelanto bueno sería no olvidar jamás la única cosa cierta que éste nos tiene
deparada, aquella con la que J.M. Keynes encaraba a los planificadores: “En el
largo plazo todos estaremos muertos”.
¡DETÉNGASE Y PIENSE!
Lo único con
lo que el ser humano cuenta para encarar esta interminable batalla contra sus
debilidades es la Razón
y su hija inquieta: la
Reflexión. La naturaleza le tiene dotado de esto al hombre
con el propósito específico de que le genere equilibrio vital con sus emociones
y sus impulsos. La Razón
nos diferencia de los animales.
Por ello la
mejor forma de darle un cambio de rumbo al tipo de vida que lleva y acercarlo
un poco más a los niveles de Calidad que merece, radica en obedecer una
consigna sencilla pero de alcance trascendental: ¡Deténgase y Piense!
Si no se
detiene, la Reflexión
quedará invalidada por la exigencia de la rutina y si no piensa carece,
simplemente, del dominio básico que todo ser humano debe tener sobre sí mismo.
Detenga un momento todo y Piense en esto:
- No viva una vida entera tratando de NO cometer errores.
- Relájese, trate de ser más humano consigo mismo, menos infalible y un poco más tonto.
- ¿Cuantas cosas que hoy forman parte de su vida merecen tomarse muy en serio?. Redúzcalas lo más posible. Esto le permitirá enfocarse efectivamente en ellas.
- Ocúpese de los problemas Reales y no de aquellos que Imagina que existen o pueden existir.
- No viva cada día con muchos años de adelanto. El futuro lo acerca a la inevitable muerte. El presente es una representación de la vida.