La importancia de la Ventaja Mental.
En la
dinámica de los negocios, tanto así como en la vida misma, las dificultades y
los conflictos constituyen una inexorable constante. Su presencia alcanza
grados significativos de condicionamiento sobre la conducta de las personas. La
forma de interactuar con los problemas y con los conflictos es la que determina
el éxito o el fracaso, la victoria o la derrota. Ningún resultado definitivo
puede emerger del deseo de evitarlos o eludirlos. El STRATEGOS es el
profesional de la
Estrategia y del Fenómeno Competitivo. Como tal, es un
profesional que no solo se halla inserto en la realidad del resto de las
personas, es un profesional que se desenvuelve activamente en el Conflicto. No
solo se encuentra con él, lo busca. El STRATEGOS necesita interactuar con el
Conflicto “cara a cara”, de cerca, pues sólo allí puede encontrar el
perfeccionamiento de su trabajo profesional.
Adicionalmente,
el STRATEGOS debe enfrentar a otros STRATEGOS que sostienen la misma posición.
Profesionales que buscan dirimir el Conflicto a su favor en detrimento de los
intereses del oponente.
Todo ello
conforma un cuadro de exigencias extremas, de situaciones que colocan la
capacidad y la disposición de las personas en el límite de las tolerancias
normales.
Para poder
prevalecer en la dinámica del Conflicto, el STRATEGOS no sólo precisa de
conocimiento, habilidad y recursos, precisa también alcanzar un estado mental
que lo favorezca, uno que le permita tomar el precioso “control de la
situación”. Sólo cuando el STRATEGOS puede afirmar con seguridad que se halla
al “comando” total de la situación, la posibilidad del éxito se concreta.
Este estado
mental debe ser uno que prevalezca sobre las contingencias. Así pasa de ser
sólo un estado a constituirse en una ventaja, una que pocas veces tiene
comparación u oponente: la
Ventaja Mental.
La
Ventaja Mental es la más grande de las ventajas
competitivas. Es una que condiciona todo el desarrollo del proceso y del
desenlace del Conflicto.
Si tal como
afirman muchos autores, la
Estrategia es en última instancia un proceso mental del que
emergen acciones concretas, la Ventaja Mental es la ventaja definitiva, todo lo
demás llega a ser una consecuencia de ésta.
En la lógica
de los conflictos militares es usual considerar que la Ventaja Mental es
producto a su vez, de un estado mental que se alcanza por la convicción de una
Causa Moral. En tanto que la
Organización comparte el convencimiento de que está involucrada
en una “causa justa” ello proporciona una energía adicional a las tareas, al
celo y al sacrificio con el que deben alcanzarse los objetivos. Esto es una
“moral alta” y poco se le compara en términos de su fortaleza particular.
Napoleón decía: “Lo moral es a lo físico como tres a uno”.
En el mundo
de los negocios es relativamente más dificultoso remitirse a una Causa Moral
que objetivamente pueda ser reconocida como elemento motriz en la interacción
con el Conflicto y determinante de una ventaja mental. En la dinámica de los
negocios todos pueden atribuirse con legítimo derecho una causa moral para sus
emprendimientos. Lo que sin embargo sí constituye un elemento de enorme
beneficio es la “moral alta”. Este es un poderoso elemento motriz y su carácter
también se halla inscrito entre las ventajas mentales.
La “moral
alta” en una Organización es un efecto directo de lo exitosa que pueda ser ésta
en su permanente interacción con el Conflicto. Nada ayuda a la moral de la
gente como la sensación y la racionalización de la victoria y pocas cosas le
representan tanto perjuicio como la derrota y la humillación. Esto segundo
conduce a la frustración y la amargura, en tanto que lo primero renueva energía
y confianza en la posibilidad de alcanzar los propósitos.
El STRATEGOS
tiene una responsabilidad de primer orden en lo que se refiere a obtener
triunfos y evitar fracasos. Esta misma responsabilidad lo convierte entonces en
la primera víctima potencial de las “energías desmoralizadoras”, con la enorme
diferencia que en este caso las energías negativas deberán ser enfrentadas
haciendo uso de todas las virtudes personales posibles, sin que en ello ayude
necesariamente ningún resultado, dado que éste mismo se asume como un producto
del proceso.
Se llega en
consecuencia a la conclusión que la Ventaja Mental constituye un objetivo que el
propio STRATEGOS debe conquistar. Esto se convierte ya en algo personal,
completamente independiente del resto de la dinámica. ¿Cómo se conquista la Ventaja Mental? La
tarea precisa del desarrollo de un proceso delicado pero maravillosamente
sencillo y práctico. El proceso tan sólo demanda un entendimiento básico y la
mayor diligencia posible.
La Ventaja
Mental se obtiene de la misma forma en
la que se obtienen los diamantes: trabajando la piedra bruta hasta alcanzar la
joya, separando lo que no sirve, puliendo las impurezas, modelando. Como los
diamantes, la Ventaja
Mental tiene a su vez diferentes categorías y diferente valor
entre unos y otros. Adquiere mayores “quilates” mientras mas dura resulta la
prueba para su obtención y mayor la templanza invertida para superarla. Evaluemos
un proceso para alcanzar la
Ventaja Mental que ya nos fue propuesto (con la mayor
humildad), hace un par de miles de años:
1. Tener Fé: Para el STRATEGOS la Ventaja Mental se
inicia con la manifestación pura de Fé en la tarea y en las posibilidades
propias. El STRATEGOS debe ser la primera y la última persona en la
organización que tenga CERTEZA de aquello que debe esperarse como producto del
trabajo emprendido; CONVICCIÓN por el resultado que aún no se ve.
Entre los
resultados y los acontecimientos más inciertos la Fé del STRATEGOS en la tarea y en las
posibilidades no debe menguar. Una proporción enorme de los fracasos se
explican por abandono.
El éxito no
se alimenta del tiempo, el éxito vence al tiempo, lo domina. El éxito no es una
carrera de velocidad, el éxito es una carrera de fondo. Pero la capacidad de
resistir las adversidades, la fortaleza para caminar en medio de ellas,
absolutamente convencido de las posibilidades de victoria, sólo puede
encontrarse entre una inquebrantable Fé. La Fé no debe confundirse con esperanza, la Fé establece completa seguridad
en el empeño.
Afortunadamente
para el STRATEGOS, son muchos los hombres de poca Fé. Y mucho cuidado con confundir
Fé con falta de flexibilidad o de sentido práctico. Estas últimas son actitudes
que deben aplicarse en el camino, la
Fé debe estar puesta en el objetivo, aquel que se encuentra
al final del camino.
2. Añadir a la Fé, Virtud: La Virtud está resumida por
todas las habilidades naturales del STRATEGOS. La actividad competitiva demanda
habilidad entre los protagonistas, si esto no fuera así cualquiera estuviera
involucrado en éstas tareas. Y esto no es verdad. La Estrategia se encuentra
inscrita entre “las grandes ligas” de acercamiento e interacción con el
Conflicto. La Estrategia
es una historia escrita por protagonistas virtuosos, no por hombres comunes.
Pero en todo
caso la Virtud
se añade a la Fé,
porque por sí sola carece de un vital fundamento que la dinamice.
Las
habilidades que definen el virtuosismo del STRATEGOS son, al menos, las
siguientes:
Habilidad de
interpretar y aplicar CONCEPTOS en términos de espacio y tiempo pertinentes con
las necesidades específicas de la situación.
Habilidad de
interpretar con rapidez situaciones y acontecimientos que constituyan
condicionantes de los planteamientos estratégicos (habilidad de VISUALIZACION).
Habilidad de
interpretar con rapidez situaciones y acontecimientos que ameriten respuestas
estratégicas (Lectura de movimientos opuestos).
Habilidad de
prever las respuestas del adversario (habilidad de ANTICIPACIÓN).
Habilidad de
conocer, aprovechar, manipular o condicionar el desenvolvimiento del adversario
(estudio de los STRATEGOS y de las estrategias opuestas).
3. Añadir a la Virtud, Conocimiento:
Aquí prevalece la formación profesional del hombre, no antes ni después. Aquí
se manifiesta la necesidad de “saber” aquello que se practica. Aquí se premia
el estudio, la experiencia, la investigación, la capacitación, el
entrenamiento, la doctrina.
Cuando esto
se suma a la virtud, emerge la diferencia entre un hombre y otro. El
Conocimiento evita caer en la arrogancia, enorme debilidad estratégica.
Para la
práctica estratégica, el STRATEGOS debe conocer profundamente todo lo que esté
involucrado en la teoría de negocios, en la teoría organizacional, en el
concepto de Estrategia, en la lógica de los Principios Estratégicos y en la
naturaleza del Conflicto.
4. Añadir al Conocimiento, Dominio Propio:
¡Cuantos STRATEGOS, cuantas personas desconocen el éxito y la victoria porque
no conocen el Dominio Propio!. Es verdad que el Conflicto mas grande, la pelea
principal se encuentra dentro de nosotros.
En el Dominio
Propio el STRATEGOS explica la capacidad de controlarse a sí mismo, de
controlar sus emociones, sus miedos y sus angustias, con la serenidad de quien
posee Fé en sí mismo y en sus posibilidades, Virtud para soportarlas y Conocimiento
para llevarlas a buen fin.
El “Dominio
Propio” es un estado indispensable para el ejercicio estratégico. El control de
las emociones es un mecanismo de equilibrio vital para el carácter mismo que
tiene el Conflicto, pues éste viene revestido de algunos elementos de la mayor
intensidad que el hombre conoce.
Resulta
sencillo suponer la naturaleza de los efectos subyacentes cuando el Conflicto
no es tratado con elevadas dosis de Dominio Propio; allí desaparece el
equilibrio, allí se combate el fuego con fuego, se avivan las llamas, hasta un
punto en que el fuego termina prevaleciendo.
Si el
STRATEGOS no tiene capacidad de controlarse a sí mismo entonces no tiene la
capacidad de controlar el Conflicto y nada más tiene por hacer en la lógica
estratégica.
En el juego
estratégico la razón debe imponer sus buenos argumentos sobre el conjunto de emociones.
Sin ello no existe la menor posibilidad de victoria. En el juego estratégico la
convocatoria se establece para la razón precisamente porque el juego mismo está
plagado de emociones. Desde aquí debe concluirse en algo importante: este juego
no persigue eliminar las emociones, no pretende desconocerlas, ni acaso ignorar
su participación en el proceso. El juego está precisamente lleno de emociones,
ellas están allí porque responden a un llamado de su naturaleza, se encuentran
por todas partes, en cada resquicio y en cada momento del desarrollo de la Estrategia y del
Conflicto. No desaparecerán nunca por absurdo esfuerzo que se imprima en la
tarea, permanecerán impasibles en tanto un ser humano exista. Porque las
emociones son en última instancia el combustible mismo del hombre, el alimento
del alma y su fuerza motriz.
El objetivo
es de CONTROL, simplemente. Las emociones deben controlarse; se debe equilibrar
su impulso con una fuerza contraria que modere sus efectos y encauce sus
energías. Esta fuerza opuesta es la razón.
La razón
viene acompañada con un vasto instrumental de lógica, sentido común, principio,
urgencia, conveniencia, convicción. Y todo ello lo antepone a la emoción
desbocada en forma de un pensamiento claro, de un argumento.
Para el control
de sus propias emociones el STRATEGOS debe poseer un Pensamiento Claro con
respecto a sus objetivos, debe estar provisto de un Argumento sólido que los
respalde. Debe estar absolutamente conciente y convencido que nada puede
interponerse entre él y el alcance de ése objetivo; eso precisamente le repite
sin cesar el Pensamiento, eso exigen sus Argumentos.
El deseo
mismo de hacer prevalecer éste Pensamiento se convierte a la vez en una emoción
que sostiene el proceso, construyendo con ello un cauce útil y beneficioso para
el desenvolvimiento de las energías. Napoleón confesaba que el momento de sus
aprontes militares se hundía en agitación penosa, parecía una joven que da a
luz, pero ello no le privaba de mostrarse sereno ante la gente que lo rodeaba,
y cuando tomaba una decisión todo quedaba en el olvido, menos lo que era
necesario para alcanzar la victoria. Esto es, exactamente, Control de
Emociones: sentirlas ardientemente, allí en lo profundo de lo que uno es, tener
la capacidad de mantenerse impasible ante los demás a pesar que las emociones
quemen desde adentro y el momento de actuar olvidarlo todo, menos el
pensamiento claro y el argumento que conduce a la obtención de los resultados.
De esta forma el ser humano trabaja como esas máquinas de vapor que alcanzan
ebullición interna y canalizan ésa enorme energía a un punto preciso, uno que
genera un movimiento vital, gigante, poderoso. En el hombre la ebullición se
consigue por medio de las emociones, pero el control permite que esa fuerza se
dirija a un punto preciso y desde allí mueva la maquinaria que el pensamiento
ha creado para actuar en función de los objetivos.
Si este
“vapor interno” no es controlado, entonces sale por cualquier lado, no mueve
nada en particular, puede quemar a todos alrededor y termina por encontrar
víctima en su propio creador.
Anteponer
siempre un Pensamiento Claro ante la
Emoción cuando se trata de afanes estratégicos, requiere de
mucha fuerza de voluntad y disciplina. La aptitud natural se refuerza y se
alimenta de ellas. De esta manera se establece una diferencia con el oponente
tan importante como la que viene dictada por el propio grado de Aptitud. Fuerza
de voluntad y disciplina, ambos inquilinos inquietos y errantes de la
personalidad humana.
5. Añadir al Dominio Propio, Paciencia:
Este es un don incomparable en sus alcances, lleno en sí mismo de magnífico
poder.
La Fé educa a la Paciencia y ésta es, a
su vez, la mejor consejera de las buenas decisiones.
Una buena
parte de los errores que se cometen en la interacción con el Conflicto no
provienen de la falta de Fé, de virtuosismo o de conocimiento, provienen de la
falta de Paciencia. Esta se declara enemiga perfecta de la Ventaja Mental.
Un antiguo
personaje de historietas hindúes siempre aconsejaba a su joven ayudante en los
momentos de mayor dificultad: “serenidad y paciencia..., mucha paciencia”. Este
sigue siendo un consejo de inapreciable valor para cualquier STRATEGOS. Y para
cualquier hombre.
6. Añadir a la Paciencia, Piedad: La Piedad está inspirada en la
consideración a los demás y manifestada en actos de abnegación (que de manera
tan positiva califican a un líder) y compasión.
La Piedad es
el marco grande que soporta la
Empatía.
En tanto que
al STRATEGOS se le demanda que tenga la necesaria capacidad de Controlar sus
Emociones, se le pide simultáneamente que sea un “receptor” idóneo del sentir
de los demás.
El STRATEGOS
es un catalizador del sentir de las personas que trabajan en el desarrollo de la Estrategia, y para
cumplir apropiadamente con esta función vital debe ser capaz de buscar a
profundidad, aplicadamente, las causas y la naturaleza de lo que sienten los
demás. Le es imperativo llegar hasta el origen de estos sentimientos, le es
exigido que trate de comprenderlos hasta el punto exacto que establezca la razón,
y le es demandado que los tome en cuenta de forma personal, como uno más de los
justificativos que orientan su acción.
Si el
STRATEGOS no puede “sintonizar” apropiadamente con el sentir de los demás,
entonces está incapacitado de aprovechar las energías que emergen de la Organización, de
hecho se convierte en un receptor de ésos que los ingenieros llaman “tontos”,
“muertos”. Un receptor de ésos jamás puede “emitir” nada.
Por otra
parte, la propia jerarquía del liderazgo aumenta a medida que el STRATEGOS alcanza
grados mayores de Empatía. El reconocimiento de la situación, de las
dificultades, de los desafíos, etc. aumenta a medida que también se reconocen
las situaciones, las dificultades, los desafíos de los demás. Este es el enorme
poder de la riqueza integral: dar para recibir.
Cuando el
líder reconoce, recibe reconocimiento; cuando se identifica recibe
identificación; cuando se esfuerza por los demás, recibe esfuerzo de los demás;
cuando apoya, recibe apoyo.
Y en este
proceso quien más gana es el propio STRATEGOS.
7. Añadir a la Piedad, Afecto Fraternal:
El afecto fraternal es condición esencial para establecer guía y orientación,
compromiso y afecto recíproco; y en conjunto dínamo incomparable de energía.
No debe
olvidarse nunca que el camino hacia la victoria no es un camino ni corto ni
sencillo, por otra parte no es un camino que nadie pueda transitar solo. La
unión del grupo, la solidez del equipo no está tan sólo forjada por capacidades
y habilidades, ni aún siquiera por compromisos comunes, está formada por
hombres, y los hombres trabajan mejor cuando de su líder reciben un honesto
afecto fraternal, aquel que transmite confianza, seguridad y, por sobre todo,
fuerza.
8. A
todo lo anterior añadir Amor: El amor resume las cualidades
que son indispensables encontrar en cualquier líder:
El amor es
sufrido y el líder es sufrido. En sus espaldas carga y soporta los mayores
pesos. Ésa es su Responsabilidad, ésa es la naturaleza de su condición.
El amor es
benigno y el líder es benigno. Le es demandado que sea bueno, apacible y
benévolo.
El amor no
tiene envidia y el líder tampoco la tiene. La envidia es fruto de las almas
mediocres.
El amor no es
jactancioso y el líder tampoco. El éxito es producto de la superación de muchos
fracasos. Detrás de cada éxito existe otro fracaso, por ello mismo jactarse del
éxito no pasa de ser una absurda banalidad.
El amor no se
envanece y el líder tampoco. El envanecimiento sólo refleja inseguridad y con
el tiempo produce enorme debilidad. La actitud profesional tan sólo encuentra
premio en la satisfacción de la labor cumplida.
El amor no
hace nada indebido y tampoco lo hace el líder. Una de las mayores ventajas del
líder radica en la calidad del ejemplo.
El amor no
busca lo suyo y el líder tampoco. Todo debe quedar sujeto al imperativo de la
tarea.
El amor no se
irrita y el líder tampoco.
El amor no
guarda rencor y el líder tampoco.
El amor, como
el líder, no se goza de la injusticia mas se goza de la verdad.
El amor, como
el líder, todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. Este es
el requisito categórico del liderazgo, éste es el precio final del privilegio
por comandar a los demás. Esta es la esencia de la Responsabilidad de
quien dirige. Por cada mil hombres sólo uno es un verdadero Líder, porque el
costo de la posición no fácilmente lo paga cualquier persona.
En esencia el
amor nunca deja de ser, como así tampoco el líder revestido de éste poder.
Aquí está resumido el
carácter que debe tener el STRATEGOS, el mismo que sin temor a equivocación
alguna, lo llevará tantas veces como lo quiera, hasta la necesaria Ventaja
Mental que la naturaleza del Conflicto
demanda.